“...¡pero hay muchos pobres que nunca nos vendrán a buscar! Aquellos, tenemos que buscar nosotros.
Si no voy a buscarlos, yo no soy verdadero, porque digo que son mis hermanos.” Padre Oreste Benzi
Fiel al mandato del Padre Oreste Benzi “Cuando los pobres no vienen a buscarnos, nosotros tenemos que ir a buscarlos”, la Comunidad ha comenzado a encontrar a los pobres en las estaciones, bajo los puentes, en las bancas de los parques, en las casas abandonadas y en todo lugar donde ellos pueden refugiarse en busca de un lugar seguro donde pasar la noche.
En 1987 se abrió en Rimini la primera “Choza de Belén”, una realidad de primera acogida nocturna, donde los “invisibles” no encuentran sólo un techo sobre su cabeza y una cama donde dormir, sino, sobretodo, el calor de una familia, a través de momentos importantes de compartir como la comida y el diálogo, que de a poco permiten realizar relaciones significativas.
Antes de conocer en profundidad el problema, se podría pensar que los “vagabundos” son flojos, sucios, parásitas sin esperanza, locos, borrachos, drogadictos, quienes eligieron voluntariamente su condición.
No es así: la mayoría quisiera tener una habitación y un trabajo seguro, vivir normalmente, relacionarse con los demás. En general han tenido una vida traumatizada: unos se separaron de su cónyuge, de sus padres, de sus hijos. Otros terminaron sin casa ni nada, después de años de reclusión en la cárcel, o en hospitales psiquiátricos. Otros perdieron el trabajo y fueron desalojados.
La Choza de Belén generalmente organiza dos o tres salidas diarias a la calle para encontrar a las personas. Una antes de la cena para ofrecer la comida, otra en la noche para ofrecer la cama.
Hoy, los que llegan a la choza de Belén también tienen la posibilidad de salir de su condición a través de la formulación de proyectos individualizados de reintegración social. Este es un recorrido que se desarrolla a medida que la persona descubre el deseo de tener una vida digna, la capacidad de luchar contra las injusticias y el apoyo fraterno de personas que se hacen su “prójimo”.
