El compartir directo contiene en sí la justicia. Por esto el compromiso para remover las causas que generan la marginación y la injusticia está estrechamente ligado a la vida de compartir, haciéndola plena y creíble.
«Este es uno de los aspectos más característicos de nuestra vocación. No podemos solamente socorrer a las víctimas de esta sociedad: hay que ir más allá, hay que impedir a la sociedad de seguir haciendo víctimas.»
«No basta con poner la espalda bajo la cruz del hermano; se debe decir basta a aquellos que fabrican las cruces. No se puede dar de comer al hambriento y luego ir felizmente de la mano con los que causan el hambre. Por tanto, el compromiso con la justicia es fundamental. Nosotros nos dirigimos a aquellos que tienen el poder de oprimir o de liberar para que sean removidas las causas de la injusticia».
Esta visión nos lleva al corazón de todos los acontecimientos históricos y nos impulsa a comprometernos en lo social seriamente, para dar voz a los que no tienen voz y a luchar de manera no violenta.
Las acciones para la remoción de las causas que crean marginación son múltiples.
Se eliminan las causas de la marginación haciendo inútiles los internados con la acogida familiar, haciendo inútiles los asilos de ancianos con las aldeas familiares unidas a las Casas Familia; logrando que todos los oprimidos sean sujetos activos y protagonistas en la sociedad y en la Iglesia, dando una oportunidad a los últimos de ser rescatados, liberando a los esclavos y a las esclavas, desarrollando la Sociedad del Gratuito, difundiendo el compartir directo.
Para realizar esta dimensión es necesario que cada miembro de la Comunidad
No se puede dar por caridad lo que es debido por justicia.
Se debe luchar abiertamente para liberar la verdad mantenida encadenada en la injusticia.
Estrechamente unida a la justicia es la Sociedad del Gratuito que se debe realizar con urgencia.
El compromiso de la evangelización y liberación de los últimos es la medida de la vitalidad de la Comunidad.