Movidos por el Espíritu a seguir a Jesús pobre y siervo, los miembros de la Comunidad por vocación específica se comprometen a compartir directamente la vida de los últimos; o sea, poniendo la propia vida con la vida de ellos, encargándose de su situación, poniendo su hombro bajo la cruz de ellos, aceptando hacerse liberar por el Señor a través de ellos.
Los últimos modifican la manera de llevar adelante la familia, la profesión, la virginidad, el celibato, el ejercicio del ministerio pastoral, el uso del dinero, el tiempo libre. Cada miembro que ha elegido este camino de santificación, precisa a si mismo en el estado o en el ámbito de vida propio cuales son los últimos que el Señor le hace encontrar y la manera en que se vincula directamente a ellos, y rinde cuenta de ello a la Comunidad o directamente al Responsable de la Comunidad, que tiene el servicio de confirmación, a fin de vivir real y serenamente su vocación.